Las Pozas, El Surrealista Edén de la Jungla

Las Pozas

Si paseas en las afueras de la ciudad de Xilitla en México y entras en el lluvioso bosque tropical, es posible que te encuentres algo inesperado pero extraordinario. La selva, a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, se retira para descubrir unas sorprendentes 80 hectáreas de estanques, edificios, estatuas y caminos. Acabas de descubrir Las Pozas.

Podrías pensar que te has topado con los restos de una ciudad que fue habitada por alguna rama de la cultura azteca: antes de abandonarla crearon arte surrealista cientos de años antes de su época.

Sin embargo, el jardín, a 10 horas en coche al norte este de la Ciudad de México, fue ideado por alguien nacido en un continente diferente, el excéntrico y extravagante poeta británico Edward James.

James era de un origen singularmente privilegiado. Nacido en 1907, era el único heredero de la fortuna del magnate del ferrocarril estadounidense William James. James padre era un anglofilo que se había casado una mujer de la alta sociedad escocesa y se estableció en el Reino Unido. Su padre murió cuando él tenía cinco años de edad, dejándolo muy, muy rico. Cuando su madre murió, heredó una segunda fortuna.

El dinero no puede comprarlo todo y desde luego las conexiones sociales de James y una riqueza como la del rey Midas no es que le trajeran una gran felicidad. Incierto de sí y de los que le rodean por pura fuerza de su enorme prosperidad, James entró en un matrimonio desastroso complicado por su homosexualidad latente llevándolo a una existencia atormentada e inquieta. A la busca de algún lugar y alguna cosa, finalmente vino a través de un mágico claro del bosque con estanques y cascadas en México e hizo allí su casa y su proyecto de vida – y encontró su propio tipo de paz.

Sin embargo, eso no sería hasta los cuarenta. Los intentos de James de conseguir un ‘buen’ trabajo en sus años de juventud fueron siempre sinceros, pero nunca tuvieron éxito y Edward James se convirtió en un notable y generoso benefactor de las artes. El patrocinó la publicación del primer volumen de poemas de John Betjeman. Comisionó el último trabajo juntos de Brecht y Weill, Los siete pecados capitales. Apoyó a Salvador Dalí durante todo un año (1938) y dejó a René Magritte vivir en una de sus casas de Londres durante dos años. Fue uno de los que movían los hilos de la comunidad artística mundial en la década de 1930, precoz y gran defensor del surrealismo.

James estaba cansado de Europa y particularmente de Inglaterra a finales de 1930. Fue primero a Nueva York y luego a Taos en Nuevo México, donde vivió en una colonia de artistas por algún tiempo. En su periodo en Hollywood se hizo amigo de algunos de los nombres más destacados del momento, incluyendo Man Ray, Aldous Huxley, Christopher Isherwood e Igor Stravinsky.

Sus antecedentes de riqueza pueden haber contribuido a la incapacidad de James para enraizar en cualquier lugar por un largo período. Sin embargo, cuando llegó a las Américas a principios de 1940 todo eso estaba a punto de cambiar. Había llegado al continente con una visión surrealista – aunque una increíblemente cara. Las Pozas estaba a punto de nacer.

La búsqueda de una ubicación ideal llevaría cinco años. James había planeado que el jardín estuviese en Los Ángeles, pero decidió que México era más romántico que la superpoblada California.

Se hizo amigo de un deslumbrantemente hermoso joven director de la oficina telegráfica, Plutarco Gastélum, a quien contrató como guía. Esto fue durante su visita a Cuernavaca, la capital y principal ciudad del estado de Morelos en México. Juntos se dirigieron a la selva y encontraron Xilitla (que se pronuncia Hill-eet-la ) hacia el final de 1945.

James nunca vivió allí permanentemente ya que su arte y los intereses comerciales le llevaron por todo el mundo, pero sus largas visitas a Xilitla le harían feliz hasta su muerte en 1984. Allí ambos construyeron una casa (que es ahora un hotel) La Posada El Castillo, en la que James vivió junto a la familia de Plutarco. La casa fue pronto rodeada por niños cuando Plutarco se casó con una mujer de la localidad, Marina, con la cual tuvo cuatro hijos. Nadie puede decir con seguridad si Plutarco y Edward habían tenido una relación sexual, pero una cosa se sabe: en la boda Edward James se puso monumentalmente borracho.

Sin embargo, en lugar de correr de vuelta a Inglaterra de mal humor, James continuó las visitas durante mucho tiempo y se convirtió en el padrino de los hijos de Marina y Plutarco.

Los niños no estaban lejos de las mascotas – conforme Las Pozas creció también lo hicieron las fieras de James – era propietario de 200 aves y 40 perros. También tenía un número de boas que una vez llevó en un viaje a la Ciudad de México.

Como puedes imaginar, Las Pozas llevó una considerable cantidad de tiempo y dinero crearse y James no la consideró completa incluso cuando murió en 1984.

Hay treinta y seis locuras de hormigón en el jardín, una combinación de pagodas, templos y palacios – ninguno de los cuales es lo que parece a primera vista. También, por desgracia, James falló al proporcionar el dinero suficiente para que pudiera ser bien cuidado cuando muriese. Lleva tiempo cuidarlo también.

Hay que decir que James era, con toda probabilidad, irremediablemente loco, de esa manera muy Inglesa, tal vez algo así como un personaje de Waugh o una novela de Christie. Al hacerse anciano pasaba su tiempo por la propiedad con sus loros.

Pediría que los trabajadores llevasen a cabo sus funciones en el jardín al desnudo (felizmente obligados) y despidió a un trabajador por interrumpirle mientras estaba teniendo una conversación con una orquídea (aunque más tarde fue reincorporado.)

¡Pero qué legado! Algunas de las esculturas que podemos encontrar en Las Pozas como La escalera al cielo, La recámara con techo en forma de ballena y La estructura de tres pisos que pueden ser cinco, la Casa Don Eduardo, la Casa de los Peristilos y La estructura llamada El Cine, en donde James proyectaba películas a los trabajadores y a sus familias, son simplemente increíbles. Abundan los puentes, rampas, escaleras y pasillos en patrones intrincados en todo el lugar. En total, el costo del jardín son 5 millones de dólares – una suma bastante grande ahora no hablemos de entonces. Sin embargo, para crear su propio cielo surrealista James tuvo que subastar su colección de arte, que en ese momento era considerada como la mejor colección de arte surrealista en manos privadas.

Este jardín de esculturas sorprendente, sin embargo, muestra los signos de edad. Los estragos del tiempo y la selva no han sido amables con él y en 2007 una fundación fue creada por las partes interesadas, incluido el gobierno local estatal, para pagar, mantener, conservar y restaurar Las Pozas. El único hijo de Plutarco y de Marina, Kako, está en uno de los equipos de gestión. Es posible que escuchemos en el futuro algo más sobre este jardín maravilloso y laberíntico ya que se espera que ocupe el lugar que le corresponde en el mapa mundial del arte, más pronto que tarde.

Más imágenes de Las Pozas

Las Pozas, galería en Flickr de Lucy Nieto (arriba)

 

Vídeos de Las Pozas

Fuentes: kuriositas

¡Muchas gracias a Luci y al resto de fotógrafos por sus fotos con licencia para compartir! Recordad visitar sus galerias en Flickr para ver el resto de sus imágenes.



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