El Rosal Milenario de la Catedral de Hildesheim
Trepando por el muro exterior del ábside de la catedral de Hildesheim hay un rosal, del que se dice que tiene mil años. Según la leyenda, mientras florezca, Hildesheim nunca decaerá. De hecho, cuando la catedral fue destruida por los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial en 1945, el rosal sufrió graves quemaduras, pero sobrevivieron partes de las raíces. Ocho semanas después, aparecieron nuevos brotes bajo los escombros y el resistente rosal volvió a crecer, al igual que la catedral.
La catedral de Hildesheim, en Hildesheim, Alemania, es la sede de la diócesis de Hildesheim, fundada por el rey Luis el Piadoso en 815. Inicialmente, la diócesis tenía una pequeña basílica con dos torres redondas cerca de la capilla dedicada a Santa Cecilia. Ésta funcionó como la catedral original, hasta que se construyó la estructura actual en 872.
Según la leyenda, el rey Luis el Piadoso estaba cazando en el bosque hercínico cuando se separó de sus compañeros de caza y perdió su caza y su caballo. Intentó pedir ayuda con su cuerno de caza, pero nadie respondió a la llamada. Desorientado y solo, cruzó a nado un río y caminó todo el día hasta llegar a un montículo cubierto de una rosa silvestre, símbolo de la antigua diosa sajona Hulda. El rey sacó de su pecho un cofre que contenía reliquias de la Santa Virgen y rezó ante él para ser rescatado. Poco después, el rey cayó en un profundo sueño.
Cuando despertó, vio que el montículo estaba cubierto de reluciente nieve blanca a pesar de ser pleno verano. Las rosas del montículo sagrado florecían con más esplendor que nunca. Buscó el relicario y lo encontró congelado entre las espinas de un gran rosal. La interpretación que hizo el rey de este milagro fue que la diosa le enviaba una señal al «sacudir su lecho» para que en el futuro se venerara a la Virgen en su lugar. Hulda es representada como una doncella vestida de blanco como la nieve.
Es la protectora de los oficios femeninos, pero también se la asocia con el desierto y el invierno, y cuando nieva, se dice que Hulda sacude su almohada de plumas. Cuando sus seguidores encontraron por fin al emperador, éste prometió que construiría una catedral en honor de la Virgen donde estaba el montículo con la rosa. Y a día de hoy, en el ábside de la catedral, ese mismo rosal sigue floreciendo.
Según otra versión de la leyenda, el emperador perdió su preciado relicario mientras cazaba y prometió que erigiría una capilla allí donde se descubriera. El relicario se encontró en las ramas de un rosal silvestre y el emperador construyó el santuario junto a él, con el altar cerca del lugar donde crecía.
El rosal, una variedad de Rosa canina, mide ahora unos 10 metros de altura. La documentación verifica que tiene al menos 700 años, lo que la convierte en el rosal vivo más antigua del mundo.
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Fuentes: www.amusingplanet.com
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