Villa Epecuén
De qué hablamos
Una vez, las personas acudían a la pequeña localidad de Villa Epecuén en Provincia de Buenos Aires en Argentina para aprovecharse de las salinas aguas curativas de su lago. Décadas de turismo acabaron en noviembre de 1985. Las lluvias fueron inusualmente fuertes y el lago se desbordó. La ciudad entera desapareció bajo diez metros de agua.
Cuanto menos fue inesperado. Los patrones climáticos inusuales causaron que las aguas del lago formasen un seiche, también conocida como una onda estacionaria. La ola rompió la presa cercana y directamente después el dique que protegía la ciudad cayó. La ciudad estaba condenada.
Mientras, el antiguo matadero de la ciudad sigue siendo una estructura de apariencia formidable. Puedes ver porqué Epecuén es a menudo llamado el Pompeya de Argentina a pesar de que el nombre sea algo inapropiado.
Origen
Aprovechando sus aguas medicinales y por tanto su interés turístico. Epecuén se fundó por Arturo Vatteone el 23 de enero de 1921, inaugurando el primer balneario sobre la laguna, el cual estaba situado a 7 km de Carhué. El lugar se denominó «Mar de Epecuén» y acto seguido se rifaron tierras para conformar un pueblo.
Ferrocarril
Otro factor importante era la confluencia de varias líneas ferroviarias en la zona. El hoy Sarmiento (antiguamente Ferrocarril Oeste) servía a la estación Villa Epecuén, y el Ferrocarril Midland y el Ferrocarril del Sud llevaban pasajeros hasta la estación Carhué.
Expansión
El pueblo se expandió sin cesar desde entonces, se desarrollaron infraestructuras urbanas e inauguraron hoteles, residencias de lujo, y hasta industrias explotadoras de sal y productos derivados. Todo esto dio una población estable, y la ciudad por 1930 contaba ya con las instituciones de un pueblo permanente. Durante los años 70 podría llegar a recibir 25 mil turistas durante el verano, y tenía declaradas 6 mil plazas de hotel, además de 250 comercios. En aquel momento, establemente residían alrededor de 1.200 personas.
Significado
Aún hoy está en debate el significado del nombre Epecuén. Éste proviene de la lengua mapuche. La interpretación más aceptada es que deriva de «epe» y «cuen» (casi y asar), por el blanco debido a su alta salinidad del agua de la laguna. También hay quienes cambian el «cuen» por «cuel» (límite), ya que alegan que ese blanco divide las tierras buenas de las malas. Pero también hay quienes interpretan a lecturas tan variopintas como «eterna primavera» o «flor de ceniza».
Economía
Antes del cataclismo, Villa Epecuén era un próspero destino turístico, que atraía a visitantes de Argentina y del extranjero. Además, sus aguas, diez veces más saladas que la del mar, atrajeron a decenas de miles de visitantes cada año. Fue particularmente popular entre la comunidad judía de Buenos Aires, quienes sustituían con nostalgia el Mar Muerto por el Lago de Sudamérica dada su alta salinidad del agua.
Inundación
Por aquel entonces las autoridades de la provincia realizan obras hidráulicas que pretenden estabilizar el irregular caudal de la laguna, algo distintivo natural e inherente a su condición, pero causante de trastornos graves a la actividad turística. Se comenzó a construir un canal recolector de agua, pero se abandonó sin hacer al llegar la Dictadura Militar en 1976.
Esto se agravó desde 1980 por las fuertes lluvias, amenazantes con anegar al pueblo. Se decide que un terraplén de 4 metros para defenderse sobre la costa es la mejor solución. Y éste resistió durante algunos años pero no superó la crecida del 10 de noviembre de 1985.
Los excedentes hídricos superaron las defensas, anegando el pueblo. Hubieron incluso acusados de haber ordenado quitar los sistemas de defensa que paraban el agua de un sistema hídrico que no tenía contención.
A mitad de 1993 se encontraba a 7 metros bajo el agua. En esos años se hicieron obras intentando impedir el ingreso de caudales de fuera a la laguna, dando como resultado el lento descenso del agua.
Retroceso de las aguas
Ha permaneció sumergida durante 25 años. Únicamente en los últimos dos años han retrocedido las aguas permitiendo a la ciudad emerger de las profundidades. Ahora, la gente puede caminar por las calles de la ciudad una vez más.
A medida que las aguas han retrocedido han dejado atrás un residuo de sal, recubriendo en su forma de cristal cada superficie dándole a la ciudad un aspecto de otro mundo. Las raíces de los árboles ya muertos parecen retorcerse en la tierra. Es una escena apocalíptica.
Actualidad
La población de más de 1.500 habitantes se vio obligada a mudarse y abandonar su preciosa ciudad detrás de ellos. A pesar de que nunca podrían haber imaginado que Villa Epecuén reaparecería, no han vuelto exactamente en tropel. De hecho, la ciudad cuenta con un solo residente, el octogenario Pablo Novak. Él había pasado su juventud, se enamoró y formó una familia en Villa Epecuén. Si se trata de un sentimiento de nostalgia romántica el que lo ha devuelto de nuevo aquí entonces uno solo puede desearle buena suerte.
Los turistas están regresando. El anciano Don Novak les da la bienvenida y, a menudo los acompaña por las ruinas. Villa Epecuén puede ser compararada con Pompeya, pero tiene una cosa que nunca encontrarás allí: el relato de un testigo ocular sobreviviente.
Vídeos de Epecuén
Localización
A 7 km al norte de Carhué puedes encontrar sus ruinas, éstas están situadas en el borde de la Laguna Epecuén. Sin duda es un lugar que no te dejará indiferente.
¡Muchas gracias a los autores de las fotos! Si te han gustado las fotos recuerda que puedes visitarlos pinchando en la imagen o usando el enlace de los créditos 🙂
Suscríbete a la web por correo electrónico
¡Si no te quieres perder nuestras actualizaciones deja que te avisemos por correo electrónico! Introduce tu correo electrónico para suscribirte a este blog y recibir avisos de nuevas entradas.