La residencia oficial y el lugar de trabajo del vicepresidente de Filipinas, en Manila, es una atracción curiosa. El edificio se llama el Palacio del Coco, o Tahanang Pilipino, debido al amplio uso de madera de coco y diversas partes del cocotero en su construcción.
El techo está hecho de tejas de madera de coco, mientras que las columnas son troncos de coco invertidos, con su protuberancia distintiva en el extremo de la raíz formando los capiteles. Parquet de madera de coco cubre los pisos, las alfombras están hechas de fibra de coco y el papel pintado de la vaina fibrosa.
La enorme araña hecha de 101 cáscaras de coco es digna de ver, y también lo es la mesa de comedor de 40.000 pequeños trozos de incrustaciones de cáscaras de coco.
Se dice que casi el 70% de la estructura está realizada con cocotero. Todo, desde las raíces del árbol a su tronco, corteza, frutas, flores y la cáscara se utiliza para diseñar y decorar el palacio como una demostración de la versatilidad de los humildes cocoteros. No es de extrañar que en Filipinas llamen al árbol del coco el «árbol de la vida».
El palacio del coco también tiene una cierta notoriedad. Fue construido durante el régimen del Presidente Ferdinand Marcos quien junto con su esposa la primera dama Imelda Marcos, saqueó el tesoro de Filipinas de al menos 10 mil millones de dólares antes de ser expulsado de su posición.
Con la riqueza acumulada de manera ilegal, la pareja compró varias casas palaciegas en los Estados Unidos y Filipinas, más de un centenar de caras pinturas de viejos maestros como Van Gogh, Rembrandt, Rafael y Miguel Ángel, vajilla de plata, collares de oro, tiaras de diamantes y todo lo mejor y más valioso que el mundo tenía que ofrecer.
Imelda Marcos vivió un estilo de vida famosamente extravagante y se conocía que tenía un enorme armario con al menos un millar de pares de zapatos (su colección de zapatos está ahora en exhibición en el Marikina Shoe Museum en Manila.)
Fue Imelda Marcos a quien se le ocurrió la loca idea de construir una casa de huéspedes elegante, el Palacio del coco, con el fin de recibir el Papa Juan Pablo II cuando visitó Filipinas en 1981.
Pero cuando el Papa supo que fue construido a costa de 37 millones de pesos filipinos, o 10 millones de dólares en ese momento, se negó a poner un pie en el palacio porque sabía que el opulento lugar fue construido a expensas de los ciudadanos del país que aún vivían en la pobreza.
Sorprendida y posiblemente avergonzada por la negativa del Papa, Imelda aprovechó un par de celebridades promedias de Hollywood como Brooke Shields y George Hamilton para una gala de apertura. Más tarde, el palacio se convirtió en un lugar de celebración de bodas y fiestas antes de que se convirtiera en la oficina del vicepresidente y la residencia oficial.
El Palacio del Coco fue abierto para visitas al público en el 2011.
Vídeos del Palacio del Coco
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